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LAS IGLESIAS APOSTÓLICAS Y EL PROTESTANTISMO

LAS IGLESIAS APOSTÓLICAS Y EL PROTESTANTISMO





No podemos hablar del cristianismo como si estuviera dividido en dos partes: católicos por un lado y protestantes por otro. La Iglesia cristiana es mucho más que eso. Además, durante mil seiscientos años los protestantes ni siquiera existían.

Históricamente el cristianismo estaba dividido de forma muy diferente, y no en dos doctrinas sino en dos “maneras” o formas de ser, la llamada Iglesia Oriental (de cultura griega y tendencia filosófica) y la Occidental (de cultura latina y tendencia práctica), unidas en la doctrina y en la hermandad pero con diferencias en los modos externos y en sus prioridades y preocupaciones. Esa división era reflejo de la división cultural primero y política después del mundo antiguo. Ambas partes formaban parte de la Iglesia que era, como reza el credo, una, santa, “católica y apostólica”, aunque en la actualidad la occidental se llama “católica apostólica romana” y la oriental “católica apostólica ortodoxa”, mejor conocidas simplemente como católica la una y ortodoxa la otra.

La Iglesia oriental, para bien y para mal, era mucho más puntillosa en temas doctrinales, siempre buscando la precisión del detalle, por lo que casi la totalidad de herejías y también de enriquecedores debates surgieron en aquella zona de la Iglesia. Eso provocó que ya desde el siglo IV algunas zonas se separaran de la Iglesia universal (o sea, católica apostólica) y dejaran de relacionarse con el resto de patriarcas y obispos cristianos, pasando a funcionar de manera independiente (normalmente muy influidos por causas políticas, por estar bajo el poder de naciones fuera del imperio romano y que no querían que sus súbditos fuesen influidos por Roma).

Mil años después de Cristo las diferencias de mentalidad entre la iglesia griega y la romana estallaron en la división llamada el Cisma de Oriente, también muy influido por el hecho de que toda la iglesia oriental estaba ya bajo dominio turco y el sultán presionaba siempre para lograr la ruptura religiosa con Roma y así controlar del todo al clero de su imperio. Así es como llegamos en la Edad Media a la cristiandad dividida en 3 ramas de un mismo árbol: la Iglesia Católica (el cristianismo católico y apostólico de occidental), la Ortodoxa (el cristianismo católico y apostólico oriental) y las llamadas genéricamente como “iglesias orientales”, que son todas aquellas de oriente que se habían separado de la Iglesia católica apostólica siglos antes pero que en sus formas siguen siendo similares a los ortodoxos.

Y luego, seis siglos más tarde será en la parte occidental donde la Iglesia sufrirá por primera vez una ruptura, apareciendo el protestantismo. Hay que indicar que lo producido hasta entonces en la cristiandad nunca había sido ruptura sino separaciones, pues las iglesias se separaban pero no se transformaban en otra cosa, y de hecho 2000 años después todos los católicos-apostólicos seguimos teniendo la misma fe, la misma doctrina y todos seguimos apoyándonos en la Biblia y la Tradición. Pero el Protestantismo no fue una iglesia local que se separó de la autoridad de Roma, sino un movimiento doctrinal muy novedoso que rompió con la doctrina cristiana que hasta entonces había existido, cambió en profundidad su interpretación de la Biblia y rechazó por completo la Tradición, así que casi podemos decir que surge una religión nueva (casi, pero no del todo) aunque compartiendo nuestro mismo libro sagrado.

Por lo tanto cuando hablamos de que si los protestantes creen esto y los católicos creen lo otro, parece que hay dos bandos que se contradicen, cuando la realidad es que tenemos todos los bandos históricos, que creen esto, y solo un nuevo bando reciente, el protestante, que defiende algo totalmente diferente a todos los demás. Los bandos tradicionales (por llamarlos de alguna forma) son las llamadas iglesias apostólicas, cuyo origen se remonta a los apóstoles, y el bando innovador (el protestante) son iglesias que surgen a partir de la ruptura (que no reforma) protestante que ocurrió en el siglo XVI, y que supuso la reinterpretación del cristianismo. Según nosotros esa reinterpretación les alejó mucho del cristianismo original; según ellos, esa reinterpretación se debió a una inspiración del Espíritu, que les reveló la verdadera doctrina de la Iglesia primitiva (o sea, la de los siglos I, II y III según la mayoría).

Recordemos también que en el momento de la Ruptura en Occidente se conocía muy poco de la literatura cristiana de esos primeros tres siglos (buena parte de esos textos se empezaron a descubrir en Oriente a partir de entonces), así que por entonces era muy difícil saber qué era lo que esos primeros cristianos creían exactamente. Los católicos suponían por la historia que ellos creían lo mismo que los primeros cristianos, y los protestantes se limitaban a analizar con lupa el libro de los Hechos y deducir de allí las creencias que tendrían en esa época.

Imagínate que en tu familia tienes diez tíos, dos hermanos mayores, tú y un hermano pequeño. Tus padres te cuentan que cuando naciste estuviste muy malito y todos creían que ibas a morir, pero finalmente un médico logró salvarte. Todos tus tíos confirman la misma historia, e incluso tus dos hermanos mayores recuerdan el drama de tu nacimiento y lo confirman. Pero tu hermano pequeño, que nació seis años después que tú, afirma con rotundidad que esa historia es falsa y que tú nunca estuviste malo. ¿Por qué ese hermano dice eso? Porque en los registros de tu nacimiento pone que naciste en perfecto estado de salud, y quién va a tener más credibilidad, ¿un informe médico o el recuerdo de gente? Los demás te dirán que sí, que al nacer parecías sano pero luego empezaste a enfermar y descubrieron que tenías una insuficiencia renal.

En ese caso no estamos hablando de dos hermanos, uno que tiene un informe médico y otro que dice que ese informe médico es cierto pero que él recuerda que luego enfermaste. No, lo que tenemos es a toda una familia que recuerda claramente que enfermaste, que incluso pueden mostrarte cartas que se escribieron entre sí en aquella época hablando de lo preocupados que estaban por tu enfermedad. Y luego tenemos a otro hermano, solo uno y además que nació años después de los hechos, que dice que lo que todos los demás cuentan no es cierto, que todos ellos están engañados o peor aún, que te están engañando, y que solo él tiene razón porque no acepta los recuerdos de la gente, solo los documentos oficiales.

No sé tú, pero en esa situación yo daría total credibilidad a lo que toda mi familia cuenta, y sus cartas de entonces sobre el tema me parecerían prueba más que sobrada de que su memoria no ha ido transformándose y desviándose con los años. Pues lo mismo ocurre con lo que los protestantes dicen, ellos llegaron siglos después y rechazan la memoria viva y documentada de todas las demás iglesias, las mismas que fueron fundadas por los apóstoles en persona. Así que todo este asunto no es un debate sobre quién tiene razón, si los católicos o los protestantes, sino un debate sobre quién ha permanecido fiel a la doctrina original, si los protestantes (recién llegados al cristianismo) o todas las iglesias fundadas por los apóstoles (católicos, ortodoxos, coptos, etíopes, melquitas, caldeos, armenios, tomitas indios, jacobitas, etc).

A nivel doctrinal pues, el cristianismo se divide entre el mayoritario e histórico grupo de iglesias católicas apostólicas (que comparten más o menos la misma doctrina), y el recien llegado grupo de denominaciones protestantes basadas en la de la Sola Scriptura (y con una enorme variedad doctrinal).

Y ahora si me lo permites, y no con ánimo de ofender sino por rematar mi argumento, creo que un observador externo que ningún interés tuviera por el cristianismo, ante una situación así razonaría que de ser cierto que el Espíritu Santo se asegura de que la verdadera Iglesia no se desvíe de la verdad, está claro que el Espíritu Santo estaría actuando sobre una o todas las iglesias tradicionales, que conservan la doctrina primitiva sin distanciarse entre sí a pesar de los siglos, y no sobre los protestantes, que desde el principio hasta el día de hoy no han cesado de separarse doctrinalmente y de no ponerse de acuerdo salvo en un aspecto: que los católicos han pervertido totalmente el cristianismo original y que el auténtico es el suyo (¿el suyo de quién, el de los metodistas, luteranos, calvinistas, presbiterianos, anabaptistas, adventistas, etc, etc, etc?) Por tanto cuando hablemos de las diferencias doctrinales entre protestantes y católicos no olvides que por el lado católico en realidad estamos hablando de la doctrina de todas las iglesias fundadas por los apóstoles, estén unidas o no, y que quitando algunas doctrinas como la primacía papal y no mucho más, todas defienden lo mismo, aunque a veces expresado de diferentes formas según sus propios idiomas, filosofías y esquemas culturales. Entre otras muchas cosas, todas defienden la Tradición apostólica, las doctrinas marianas, la intercesión de los santos, la presencia real de Jesús en la Eucaristía y todo eso que los protestantes consideran mentiras o influencias paganas.

La base sobre la que se fundó el protestantismo es principalmente la doctrina de la Sola Scriptura, o lo que es lo mismo, el rechazo a la Tradición, así que todas las denominaciones que se basan en la sola scriptura, incluidas las que se han desviado tanto que ya no son considerados cristianos (los llamados “paraprotestantes”: adventistas, testigos de Jehová, mormones, etc.) y también incluidos aquellos que no se identifican con ninguna denominación concreta pero que no obstante son fieles a la doctrina de la sola scriptura, son hijos teológicos de la Ruptura Protestante y por tanto pertenecen todos a ese grupo de cristianos que se separó de las Iglesia Apostólica, entendida esta como la que ha sido fundada por los apóstoles y la que mantiene lo que nosotros llamamos la Tradición Apostólica, o sea, todas las enseñanzas de los apóstoles quedaran o no escritas en los libros del Nuevo Testamento.

Bueno, por supuesto el fundador de nuestra Iglesia es Jesús, pero los protestantes también se consideran fundados en última instancia por Jesús, así que no entraremos aquí en esa dialéctica, pero es indudable que por ejemplo la Iglesia Romana (la católica) tiene sus orígenes en San Pedro y San Pablo en el siglo I, igual que la Iglesia Alejandrina (la ortodoxa copta) tiene sus orígenes en San Marcos, siglo I. En comparación, la iglesia metodista fue fundada por John Wesley en el siglo XVIII y la luterana por Martín Lutero en el XVI.

Si miramos sus fundaciones está claro que las apostólicas nos remontamos todas al siglo primero mientras que las protestantes tienen su origen a partir del siglo XVI o mucho después, y todas ellas suponen una innovación doctrinal, y no una extensión de la común doctrina. Para suponer que esas iglesias tienen la verdadera fe nos veríamos obligados a recurrir a la intervención divina, pues históricamente es indefendible. Pero si creemos que la verdadera fe se pervirtió ya en los primeros siglos y luego fue restaurada por acción divina, tenemos que asumir que la obra de Jesús fue un fracaso y solo muchos siglos más tarde Dios decide arreglar el entuerto por medio del Espíritu Santo. Una cosa es creer que Jesús-Dios tuvo que mejorar el legado de Moisés-hombre, y otra cosa creer que John Wesley tuvo que mejorar y enderezar el legado de Cristo, como si Jesús no hubiera sido capaz de dejar las cosas bien atadas y seguras.

Esta explicación de los hechos plantearía muchos problemas teológicos, como la pregunta de por qué Dios envía a su propio Hijo a salvar al mundo y luego deja al mundo abandonado a su suerte durante tantos siglos, y sobre todo cómo es posible que Dios rompiera la promesa que dio a su Iglesia de que jamás la abandonaría y la preservaría del mal. Y por qué permitió Dios que su Iglesia sufriera tanto en las persecuciones si nada más acabar estas la iba a entregar sin piedad en manos de Satán, permitiendo que se paganizara a los pocos años de salir de las catacumbas. En fin, que la visión protestante no es creíble desde el punto de vista histórico y plantea enormes dificultades desde el punto de vista teológico.

La visión de las iglesias apostólicas sin embargo es coherente teológicamente (Jesús fundó su Iglesia, prometió protegerla y desde entonces la ha preservado, por eso las separaciones y aislamientos no han logrado romper su unidad doctrinal, aunque se haya roto su unidad administrativa), e históricamente también resulta creíble, pues podemos trazar nuestros orígenes hasta Jesús de forma demostrable. Y además como hoy en día tenemos muchos documentos de los primeros siglos que podemos estudiar para ver objetivamente si la fe de aquella Iglesia Primitiva (que hoy conocemos mucho mejor que en la época de Lutero e incluso que en el siglo XIX) se parece más a la apostólica o a la protestante, debemos centrar ahí nuestros debates.


http://apologia21.wordpress.com
(ESTRACTO)

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